Desde que te respiro
ando mejor de lo mío
El médico me ha dicho que los delirios
han desaparecido.
No hay restos de intoxicación,
y trago mejor las dichas,
incluso tras las desdichas.
Ya no necesito reposo,
ni guardar los milagros
para otro momento.
Ahora, tan sólo vivo
de mirarte cada mañana
cuando me despierto,
cada noche cuando me acuesto,
y pensarte en los momentos de vacío.
Dejé las pastillas
y el viejo tratamiento
de evitar los disgustos.
Hay días que aún me pierdo
-dios me libre de salir del laberinto-
pero contigo, me parece divertido.
Nunca entendí la diferencia
entre analgésicos y antiinflamatorios,
pero cuando te tomo despacio
y a pequeños sorbos
no hay culpa que me duela
en el pecho.
La cabeza ya ni te cuento,
se me perdió aquella noche
que te miré a los ojos,
creo que aún anda buscando
la salida de este cuento,
en alguna hoja perdida
de esta historia de locos.
Si de enfermedad he de morir todavía
que sea de la tuya,
pero ya te digo,
desde que te respiro
ando mejor de lo mío.
Comentarios
Publicar un comentario