Ir al contenido principal

Entradas

Mostrando entradas de septiembre, 2015

Somos instantes

Hay momentos que pasan a tu lado sin a penas darte cuenta. Son de esos de los que casi nunca te acuerdas, ni le das demasiadas vueltas. Simplemente, un día cualquiera, como muchos más, sucedieron. Así mismo, sin pena ni gloria, como se fue, llega un instante en que, ese, justo ese, te aplasta. Se revuelve, sigiloso, como si nada. Y de pronto, dado la vuelta, te agarra del pecho, te mira y te grita a la cara: ¡mírame! ¡Aquí estoy! ¡Soy yo! ...por favor, no me olvides. Somos instantes.

Piedras del camino

A veces, las piedras, te hacen ver otra perspectiva del camino.

El tiempo perdido entre metáforas y otras cosas de estas

¿Sabes cariño, que a veces, de pronto, se me clava en el estómago unas ganas tremendas de verte? ¿Que se me cuela por una esquina del corazón una sonrisa pasada que me despierta el recuerdo de tu boca? ¿Y que las cosquillas de la imaginación acarician hasta la penúltima célula de mi memoria que desea tenerte muy cerca ahora? Hay instantes que duran eternidades, y momentos que horadan el tiempo sin saber quedarse quietos. Yo me paro, en uno de ellos, en el que te tengo. Y por más que lo atrapo no se repite eterno. Te recuerdo cada vez que por el mundo te huelo. Te sueño cada vez que en el horizonte cierro los ojos. Y te veo. Mas no te tengo. Mas tenerte anhelo. Sabes cariño, que intento escribirte en tu ausencia, que te busco en palabras que dibujan tu presencia (lo intentan), en un mar abierto de besos, perdidos, palabras susurradas y miradas cercanas, con tus manos sobre mi piel acariciando la luna de una noche eterna. Tu noche. Mi luna. Llegará un día, cariño, en el que la poesí

Me acerco y te miro

Me acerco y te miro y al mirarte sabes que me veo. Me veo en tus palabras, en tus sentimientos, en tu anhelo, en tu recorrido que te llevó hasta el mío. Me sereno al contemplar tan bello paisaje, laguna verde, acogedora y tan hermosa. Tu serenidad apaga mi ansia cuando lloro y mis lágrimas descansan en tu mirada, y esos pececillos tan inquietos que rondan cada día por mis aguas, antes revueltas, hoy tranquilas, se calman. Desde que me veo. Desde que te veo. Al mirarte. Al mirarme.

Septiembre

Voy a pintar septiembre de mil colores, de esos que me descubriste, de esos que me regalas al verte, además del marrón y del verde, del blanco y el negro, el gris, el azul, el rosa y el amarillo, que para eso se inventaron los tonos y los pantone mi vida. Lo haré un siete, mejor que un nueve. Te lo explicaría mejor, quizá otro día, hoy prefiero encerrar el duelo en el cajón que no se abre, aunque tampoco por siempre se cierre. Nunca supe las consecuencias que me traería dibujar aquellas letras, esas que solté a bocajarro un día de esos que te pilla el frío del final del verano, de repente. En realidad, nunca supe nada, y seguiré toda mi vida sin saberlo todo cariño, eso te lo aseguro. Pero soñarte fue lo más bonito que hice. Y saberte es lo más bonito que tengo. Es curioso lo de estos verbos. Porque contigo hago de los sueños realidades, y tu y yo tenemos realidades aún por soñar a raudales. Voy a seguir hablando de septiembre, por hablar de algo, que ya sabes que hablar no es lo mío

Hoy (contigo) me gusta

Te busqué tanto. En las esquinas abiertas y las curvas cerradas, en la luz, en la oscuridad, en los puñales fríos que se clavan en invierno, en las hogueras de San Juan, en los días que nunca acaban de un mes de Julio, en las fiestas, el alcohol sin medida y el olor a libro nuevo que te recuerda que todo vuelve a empezar. Te busqué tanto. Y al final, cuando te encontré, casi me equivoqué. Me tropecé en todas las esquinas. Atravesé las curvas sin frenar. Quise apagar el sol. Encender la noche. Calentar el invierno. Apagar el fuego. Saltarme el verano y nunca volver empezar. Y hoy, te sigo buscando. Cada día. Y hoy, te sigo descubriendo. Cada día. Y hoy me gusta. Hoy me gusta desconocer lo que pasará y desear que pase contigo. Hoy me gusta mirarte con los ojos abiertos y cerrarlos cuando me besas. Me gusta saber que a veces hablas sin parar, y a veces te callas. Me gusta tener ganas de verte, e incluso, a veces, me gusta no tenerlas. Hoy me gusta saber que no tenemos que e