Te vestí de invierno, una mañana en medio del cielo abierto. Te vestí despacio, en un intento de no hacerte daño. Vestí tu cuerpo desnudo cubierto de espuma y salitre. Nadie se dio cuenta del daño que había tras las vestiduras. Ni tan siquiera notaron tu rictus ausente. Ahora ya no importa lo que digan, el miedo a perdernos seguirá presente mas, yo, volveré a vestirte siempre. Texto y foto @nuria_sobrino
Esa necesidad de que el alma hable, a veces susurrando, a veces chillando, pero necesidad a fin de cuentas, de expresarme, de sentirme, de vivirme, pero sobre todo, de salvarme.